
El reciente “caso Negreira”, también llamado “Barcagate”, se suma a las otras muchas corruptelas acaecidas en torno al Futbol Club Barcelona; lamentablemente, este club destaca por el libertinaje y la podredumbre.[1] Tal vez, por dicha razón sea “més que un club”.
Sin embargo, lo cierto es que en todos los clubes de fútbol importantes existe corrupción, pues son instituciones de poder, controlados por grandes empresarios, políticos, millonarios exfutbolistas, fondos de inversión estatales, en especial, de Estados islamofascistas como Catar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, etc.
Cada club futbolístico, sobre todo, las Sociedades Anónimas Deportivas, procura defender sus intereses particulares mediante todos los instrumentos a su alcance, legales e ilegales. En esencia, son empresas del espectáculo, por lo que sus dos misiones principales son lucrarse y entretener/entontecer/adoctrinar a las masas; de ahí que reciban tanto apoyo del poder constituido (subvenciones, construcción o cesión de estadios, beneficios fiscales y administrativos, etc.). Incluidos esos pocos Clubes Deportivos, como el Barcelona, supuestamente, “sin ánimo de lucro”, que manejan presupuestos multimillonarios y forman parte del tinglado.
Al igual que el resto de empresas, organizaciones, instituciones y estructuras de poder, cuanto más grandes son, se convierten en más explotadoras, reaccionarias y liberticidas. Siguen, de forma cómplice y connivente, las normativas, leyes, orientaciones y estrategias determinadas por las élites poderhabientes, por el Estado-Estados.
Conque al tiempo que prosperan tales estructuras jerárquicas, ya sean privadas o estatales, aumenta la desigualdad, ergo más corrupción se genera. Esta ley histórica sobre el poder, sus estructuras y el Estado la definió magistralmente, hace casi 2000 años, Tácito, afirmando que “cuando mayor corrupción hubo en la República romana fue cuando más leyes hubo”.[2]
Porque cuanto mayor es el aparato estatal, más leyes requiere a fin de gestionar todas y cada una de las dimensiones vitales (políticas, militares, económicas, civiles, energéticas, demográficas, ecológicas, sanitarias, aleccionadoras, etc.). En consecuencia, se produce una mayor concentración del poder, jerarquización, exacción para sostener tal mastodóntico aparato, inequidad, conculcación, sevicia, compulsión, abusos, degradación moral, degeneración integral de un sujeto cada vez más sometido, etc.
Volviendo al F.C. Barcelona, por un lado, cuanto más exitoso ha sido, mayor número de buitres elitistas han nutrido sus filas, a modo de Capitanes Araña; por otro lado, como los demás clubes, ha tenido que transigir y ceder ante los intereses eventuales de los poderes políticos, económicos, militares, institucionales, etc.
De hecho, hace unos años, el F.C. Barcelona tuvo que comulgar con el independentismo nacionalista catalán (en manos de ciertas élites políticas catalanas);[3] empero, al igual que el resto de instituciones catalanas importantes, ha terminado por plegarse ante las directrices, estrategias y metas del Estado español, la UE, la OTAN y EEUU.
Sobre ese asunto de los clubes de fútbol cumpliendo las órdenes de los poderes fácticos trataré muy pronto en otro artículo, especialmente, a propósito del Real Madrid C.F. No obstante, ahora cabe señalar que ese club madrileño está bajo control de un empresario mafioso, Florentino Pérez, como se demostró en los famosos audios;[4] quien fundó su gran imperio capitalista gracias a su trayectoria estatal-falangista: fue presidente del IRYDA del Ministerio de Agricultura (1981-82) como miembro del partido neofalangista UCD, luego secretario general del Partido Reformista Democrático (1983-86), controlado, sobre todo, por varias élites catalanas, de ahí que su turbia carrera empresarial partiera de allí (Construcciones Padrós, así como Ocisa, Obras y Construcciones Industriales, SA), y, más tarde, se asoció con Dragados, una antigua y reconocida empresa franquista. Por tanto, ese personaje, como los demás de su clase, ha triunfado por ser un miserable lacayo de los intereses del poder constituido, del Estado-Fuerzas armadas. Pero repito, en breve publicaré algo más sobre este tema.
Si bien lo perentorio es trascender el mundo del entretenimiento-espectáculo futbolístico, un mero “opio para el Pueblo”. Porque a diario somos testigos de una avalancha de casos graves de corrupción: “caso Mediador”, “caso PNV”, “caso Villarejo” o “caso Kitchen”, “caso ERE”, “caso Revilla”, etc.
Son cientos, incluso miles, los casos de corrupción, crímenes, concusión, sobornos, cohechos, abusos, vilezas, depravaciones, etc.; con una participación excepcional del PSOE y la izquierda. Mientras que la gente común asiste adormecida, impotente o indiferente ante todo ello.
La principal razón de tal pasividad es que asumen que “todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Entienden, con razón, que el poder conlleva abuso y corrupción; puesto que el poder significa desigualdad, significa dominación, explotación y sevicia, significa dependencia y sumisión. Pero lo realmente trágico es que no son capaces de concebir el mundo sin las actuales estructuras jerárquicas de dominación, sin Estado, ergo se autoimponen transigir.
Además, como explicaba Tácito, cuanto mayores son las estructuras de poder y la inequidad, más habituales son los abusos, corruptelas, extorsiones, impuestos, crímenes, guerras, etc. Dado que el aumento presente de los conflictos bélicos responde al ingente nivel de militarización estatal, a un incremento de la competencia entre Estados y bloques de Estados (OTAN versus Rusia-China).
Así que las crisis sistémicas se prolongarán, se continuará intensificando la competencia internacional, así como la recaudación estatal para sostener tales empresas bélicas, por lo que aumentará la jerarquización y la desigualdad. Por consiguiente, la corrupción proseguirá multiplicándose.
[1] Entre los casos más relevantes: el expresidente Josep L. Nuñez con el “caso Hacienda”; el expresidente Joan Gaspar, también vicepresidente en la podrida RFEF (Real Federación Española de Fútbol), con el “caso Spanair”; el expresidente Sandro Rosell con el “caso Neymar”; el expresidente Josep M. Bartomeu con el “Barcagate” o “caso Negreira”, donde también está implicado el actual presidente Joan Laporta; Lionel Messi, condenado a 21 meses de cárcel por fraude fiscal, igual que Samuel Eto’o, Adriano Correia, Javier Mascherano, etc.
[2] Anales, Libro III.
[3] Véase Vuelve la polémica de las esteladas en el Camp Nou. Las entidades independentistas repartirán 30.000 banderas en los accesos al estadio del Barça
(https://elpais.com/deportes/2016/09/12/actualidad/1473703201_254462.html) y
[4] https://www.elconfidencial.com/deportes/2021-07-18/florentino-audios-real-madrid-insultos-casillas_3189592. Otro ejemplo: https://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/2019-09-15/ramon-calderon-real-madrid-florentino-perez_2226183.
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